En boca de todos aparece estos días el tema de la escuela
pública.
No hay día en el que no aparezca Esperanza quitándonos a
todos la esperanza.
Mi estimada L. no para,: “Aprovecha tu blog para dar
candela”.
Llevo un rato con el papel y el boli y no sé por dónde
empezar. ¿Qué coño pongo? ¿Por dónde coño empiezo? ¿Cómo coño acabo? ¡Coño! Ya
lo tengo. (Que conste que en 2 años de blog no he soltado ningún taco)
Vamos a relacionar la escuela pública con la escuela púbica.
Ambos dos podrían considerarse temas “calientes”, cada uno
en su campo.
Ambos dos están sufriendo recortes. ¿Qué ha sido de aquellos
pubis de las películas de Esteso y Pajares, que lucían frondosos al igual que
nuestras aulas que volverán a llenarse tanto que no cabrá ni un pelo (de
pubis).
El pubis del siglo XXI ha evolucionado según el narcisismo
de su propietaria, atendiendo a los patrones brasileños de las cariocas y en
algunos casos involucionado a edades de pubertad luciendo rasurados. Por el
contrario la escuela pública atiende a la matrona alemana, que de pubis no se
sabe como irá pero de trasero fatal.
Este tipo de pubis necesita de un mantenimiento por el que
hay que pagar, a no ser que su propietaria se las pueda sola apañar, y al igual
que la escuela pública, un día de estos igual nos toca tener que abonar para
poder estudiar.
Pero todo (en apariencia) sigue igual. Hoy día de rescate a
este “pelao” país, mi vecindario se ha puesto
de acuerdo y al unísono han cantado un ¡GOOOOOOL!. Jugando la roja, a la gente esto de la crisis
se la trae floja.
Por cierto, ya puestos a rescatar, ¿no podíamos elegir
rescatadora?
Menos mal que nos queda Nadal
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