7 ene 2012

COMIDAS DE EMPRESA I


La época navideña se caracteriza por los villancicos, los tangas rojos, los turrones y cavas y por las comidas de empresa u organización.
No soy muy dado a este tipo de eventos, motivo por el cual solamente he participado en 3.
Las comidas de empresa son un chollo para los restaurantes, ya que al menú semanal de 12€ le añaden licores, cavas y polvorones y te lo dejan por 25€.
Para poder soportar con dignidad las tres o cuatro horas que duran estas comidas, yo sigo estos comensejos:
. A la hora de sentarse estar muy al tanto para evitar al plasta de turno, que siempre lo hay, y a ser posible, lo más cerca del ti@ buen@ de la empresa según preferencias.



  • Prohibido hablar de trabajo, política, hijos y fútbol. Si no hay tema de conversación probad con “Duquesa de Alba”. Palabras mágicas que tienen más ramificaciones nerviosas que el miembro de Nacho Vidal y que perfectamente puede abarcar toda la jornada gastronómica.


  • Buscar la complicidad del compañer@ de más confianza para que a una hora determinada llame al móvil y te permita poder excusarte en marchar si lo consideras conveniente.


  • Siempre están los marchosos que al finalizar la comida proponen seguir con la juerga con un Vamos a tomar algo. No ir bajo ningún concepto. A los 10 minutos de emprender el nuevo plan te arrepentirás. Y no pongas excusas tipo final del curso de los niños o similar, simplemente: “No voy, soy un soso y un aburrido”. De lo contrario esta situación se repetirá en un futuro.





    • Ten preparado un discurso o unas palabras para el brindis, nunca se sabe.





      • El día de la comida presenta un aspecto positivo del cual te percatas nada más llegar al lugar de trabajo. El sector femenino y mi compañero de educación física (ese día es el único del año que no lleva chándal), se han acicalado para la ocasión, luciendo sus mejores estilismos lo cual siempre es de agradecer, aunque siempre se puede dar aquello de que aunque la mona se vista de seda ……





        Bien, siguiendo a rajatabla estas indicaciones, el pasado día 22 disfruté como un señor, de un arroz del senyoret, parapetado a mi derecha por el paisano Plàcid y pertrechado a los flancos por unas compis estupendas, algunas de ellas bloguers y yo sin saberlo.







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