Son las 5:33 de la madrugada.
Acabamos de llegar a casa después de una noche en Valencia con los padres y madres comunioner@s.
Me encuentro algo extraño, me falta algo. Es el primer momento en varias horas en que no tengo un vaso al alcance de la mano.
No paro de reir pensando en todo lo acontecido. Collons!, creo que he despertado a los niños.
Sobre las 21.30 cogimos el tren con destino a cenar en el Turangalila donde teníamos mesa reservada para las 23.30.
Ya en Valencia, para hacer algo de tiempo, realizamos una parada en la Taberna de la Reina, donde nos tomamos unas arrancadoras cervezas con unas tapas, muy buenas y con una extensa gama de variedades.
Después de unas rondas nos acercamos a un pub irlandés donde nos tomamos unas Guinnes de medio litro e hicimos buenas amistades.
Llegamos al Turangalila a las 23.45 con la vejiga reventona, siendo recibidos por la gran Mimi de Momparnase vestida de fallera (impresionant).
Por si no habíamos bebido suficiente, escogimos el menú de 42€ que incluía la bebida, café y copa.
Finalizada la cena y con un digestivo Bombay, cambia la luz y se anuncia el comienzo del espectáculo, el cual no finaliza hasta el momento de escribir esta crónica, y que se podría titular: "Todavía no me he recuperado de la última noche que pasé contigo". Sintetizaré lo ocurrido:
En el Turangalila colaboramos lo suficiente como para que nos llamasen la atención varias veces pidiéndonos un respeto por ¿el/la? artista, después pasamos por un casal fallero donde cortamos oreja y rabo haciéndonos pasar por turistas de Guetxo, obsequiándonos con unos cubatas, unas gorras y pañuelos falleros. Posteriormente uno de los acompañantes sufrió un leve percance que le llevo a enseñarnos los calzoncillos en el tren reiteradas veces, tren al cual alguno accedió sin billete.
Bien dicen que una imagen vale más que mil palabras, dicho lo cual aquí os dejo con los mejores e imborrables momentos de una noche memorable.
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