24 sept 2011

EL ATAQUE DE LAS GAMBAS ENCEBOLLADAS

Ya lo comentamos en anteriores entradas:

- Si la crisis hace mella, vete de paella.
- Si la gamba cuesta un pastón, en Mercadona hay gambón.
- Si la que te cuelga está “molla”, pon en tu vida algo de cebolla.

Bueno, pues con estas premisas y bebidas varias, nos dirigimos una noche estival al Club de Tenis Algetenis a cenar unas gambas encebolladas, la cual terminó siendo la extraña noche de los hombres luciérnaga.


Todo empezó con los preparativos de la cena.
Sobre el caldero vertimos aceite y lo cubrimos con bastante sal.
Antes de añadir las gambas y en el momento de abrir las cajas que las contenían, observamos que en las mismas figuraba el rótulo de “Made in Japan”.

Unas risas provocadas en parte por las varias cervezas ingeridas, dieron con los siguientes comentarios:
“ A ver si vienen de Fukushima”
“ A ver si son gambas radioactivas (com la cançó dels Pantaix)
Más risas y más cervezas.

Retiramos las gambas del caldero en el momento en que cogieron color e incorporamos la cebolla.
Una vez la cebolla estuvo pochada añadimos nuevamente las gambas, momento en el que se produjo una gran humareda que todos los allí presentes inhalamos y que nos produjo toses varias y que el lagrimal se activase.

Unos tragos de cerveza para recuperarse de lo acontecido y al rato a cenar.


Cervezas, vinos y cavas acompañaban la cena y la estupenda velada, cuando de repente se fue la luz. Pero no todo fue oscuridad.

Si a Carmen de Mairena se le aparecieron dos pechos de repente, a los paelleros se nos iluminó.


Nuestras familias, esposas, hijos y amigos huyeron con los vehículos de manera apresurada al percatarse de la mutación que habíamos sufrido, dejándonos solos a nuestra suerte.


A partir de ese momento un cúmulo de sucesos se fueron dando. Nuestros cuerpos iluminaron el alumbramiento de una gata preñada, fuimos testigos de un despeñamiento (de verdad os lo digo) nos vimos obligados a colaborar en tareas de limpieza y un largo etc..



Nuestras familias dieron aviso a las fuerzas especiales de seguridad que se pusieron a buscarnos con orden de abatirnos.
En nuestra huida nos mimetizamos en lugares insospechados y allí permanecimos hasta que se hizo de día, momento en el cual dejamos de ser fluorescentes.

¡Qué noche la de aquel día!

3 comentarios:

  1. SI QUE ÉS DE VERES, SI!QUE NOCHE LA DE AQUEL DIA.
    Sobre tot que li ho diguen al del "despeñamiento" (li ho va provocar la genètica, el tio Pepe), je je!!

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  2. Quin gran relat, germà!! i quina gran "proessa"

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  3. Me he partido el culo, al leerlo y recordarlo, y no precisamente de risa.
    Ayer en el programa cuarto milenio dijeron que se han vuelto a producir avistamientos en la rotonda de la muixeranga...

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